Inés Ragni y Ely Hernández - Foto Cecilia Maletti |
Gustavo Gabriel Gutierrez fue el primero en declarar hoy. Dijo que
le tiene miedo a la policía, porque ya ha sido su víctima: “siempre que me
veían me llevaban y me pegaban”, argumentó. Narró que la noche del 18 de
diciembre pasado estaba en su casa cuando llegaron los seis menores con la cupé
fuego del padre de uno de ellos, que se quedaron tomando cerveza en una vereda
y luego se condujeron al barrio Cuenca XV hacia lo de su hermana. Cuando
volvían por la calle Casimiro Gómez, se cruzaron un patrullero que “dio la
vuelta y prendió la baliza”, a lo que agregó que “los chicos me pidieron que
acelere y aceleré, porque siempre que me agarran me pegan en la 18”. Al
avanzar, ven otro patrullero en el medio de la calle, sin luces: “iba a frenar
cuando sentí el disparo”, dijo el joven, que además relató que al mirar hacia
atrás por sobre su hombro vio en la luneta un agujero y “todo trizado”. Al ver
que la policía se acercaba, atinó a escaparse y esconderse en el patio de una
casa.
Gustavo Gabriel Gutierrez - Foto Cecilia Maletti |
“Yo ya tenía problemas con la policía, por eso les pregunté
antes de subirme si tenían algo”, relató Willi en relación a la ausencia de
armas: “si tenían un arma yo no me hubiera subido”. El joven también contó que
en la Comisaría 18 ya había sido amenazado con que “si me volvían a ver otra
vez en la calle me iban a matar”.
En segundo lugar declaró la médica forense Jorgelina Carmona,
que fue quien realizó la autopsia sobre el cuerpo de Braian Hernández. Leyó el
informe que elaboró luego del análisis, en el que se constataba un traumatismo
cráneo encefálico grave por herida de proyectil de arma de fuego que ingresó de
izquierda a derecha -donde
quedó alejado- y
ligeramente de abajo hacia arriba.
Nelson Flores también es policía y fue el tercer testigo de
la mañana. Se desempeña en la Comisaría 18, donde también lo hacía Claudio
Salas. Dijo que el asesino de Braian Hernández tenía “buen desempeño” en sus
tareas, relató que esa noche le confesó “defendí a mi compañera y mirá en lo
que terminó”. También reconoció que si a él alguien lo apuntara con un arma,
dispararía. Estigmatizó a la zona del oeste de la ciudad como “muy particular”
describiendo que “una persecución en el centro no es lo mismo que una
persecución en el oeste” y que “vive mucha gente marginal en casillas que
habitan hasta diez personas”.
Foto Cecilia Maletti |
La función de Daniel Abarzúa, último testigo de la jornada,
consiste, según definió, en “supervisar las comisarías de la zona oeste”. Ese
día lo llamaron a las tres de la mañana y llegó al lugar desde la vecina
localidad de Plottier, donde le informaron que Salas había efectuado un
disparo. La defensa, representada por Nahuel Urra y Gustavo Lucero, insistió en
la descripción de la jurisdicción en la que se desempeña, a la que calificó -como sus colegas de la
fuerza- de “zona conflictiva”.
Lágrimas de cocodrilo
Claudio Salas, asesino confeso de Braian Hernández - Foto Cecilia Maletti |
A partir de las 12:20 comenzó a declarar el oficial policial
Claudio Salas, autor del disparo que asesinó a Braian Hernández. “Quiero
empezar diciendo que la jurisdicción de la Comisaría 18 es la más complicada de
la provincia”, arrancó: “es un lugar donde se nota mucho la ausencia del Estado”,
e hizo hincapié en “los jóvenes que circulan de noche” y la “armas ilegales”.
Paradójicamente, el arma que terminó con el niño de 14 años esa madrugada era
reglamentaria y la portaba un uniformado, aunque relató que una de sus
funciones era “cuidar que no se maten entre ellos”. Además, explicó que “uno
sabe dónde están localizadas las banditas conflictivas” y que lo que “la gente
del oeste” espera del Estado es presencia policial “porque es un trabajo social”.
Sobre el 18 de diciembre, Salas dijo que “se veía que iba a
ser una noche tranquila”. Relató que vio un auto que venía de la zona en la que
se ubicaba la “bandita champú” y que “generalmente un auto no baja a esa
velocidad”. Remarcó haber visto que le apuntaban desde el interior del auto y
haber sacado y cargado el arma de manera inmediata: “veo el arma que está
apuntando a un metro de mi compañera y veo el destello”, afirmó y fundamentó
que “disparé en esa dirección, ni siquiera pensé que le había pegado al auto.
Pensé que le habían pegado a mi compañera”. Luego se subieron al móvil y se
dirigieron al lugar en el que el vehículo que ocupaban los niños se detuvo.
Foto Cecilia Maletti |
“Cuando llegamos, la secuencia que yo veo es el vehículo con
la puerta abierta, con varios que se estaban dando a la fuga. Nos acercamos con
cautela, lo primero que nos llamó la atención fue ver la luneta rota”, relató
el policía. Lo peor en su declaración vino cuando empezó a nombrar a su víctima
con descaro y fingiendo dolor: “lo veo a Braian, al nene, lo veo ahí. Veo al
nene con el disparo en la cabeza, tomé conciencia de lo que había pasado, la ambulancia
no venía más”. Dijo que se empezó a “desesperar” y que arrancó la ventanilla
para sacarlo del auto y hacerle reanimación. “Cuando la ambulancia llegó, la
situación se empezó a normalizar”, mintió: no hay normalidad en el fusilamiento
de un niño.
“Nunca quise matar a nadie, yo defendí a mis compañeros. En
todo momento hice lo que consideraba correcto”, asumió Salas: “el uso del arma
es extremo, sobre todo contra niños, solo tiene que ser usada ante un peligro
inminente”, que solo dos de los veintiséis testigos del juicio observaron.
“Yo no soy un asesino, estoy ayudando a la gente permanentemente”,
dijo, “en la zona oeste la gente necesita mucho de la policía”.
“Yo entiendo que es cuestionable disparar a un auto, porque
uno no sabe lo que hay adentro. Pero lo que yo sabía era que había un arma
apuntándole a mi compañera, y para mí en ese momento disparó”, relató, aunque
surge de toda lógica la inverosimilitud de que vea un arma pequeña y no a siete
personas dentro del vehículo.
Foto Cecilia Maletti |
En línea con la estigmatización que le permite victimizarse,
Salas sostuvo que “el oeste es un lugar conflictivo, pero se puede hablar con
la gente y nos acepta” y remató diciendo que “los conflictos con la policía se
cuando uno evita que se maten entre ellos”.
“Yo siempre hice lo correcto”, afirmó Salas sin
remordimiento y dijo no tener miedo a la sentencia, porque “uno tiene que cuidar
a los demás, en este caso a mi compañera”. Concluyó pidiendo a la y los jueces “que
no les hagan creer que soy un asesino”.
Perpetua para Salas, por haber matado a un niño
Pablo Vignaroli, fiscal en la causa por el asesinato de
Braian Hernández, sostuvo en su alegato que “no se está cuestionando si Salas
efectuó el disparo” ni “el modo en que se le dio muerte”, sino dos hipótesis:
una de ellas basada en que hubo un “abuso por parte de un personal policial en
el cumplimiento de sus funciones” y la otra en que hubo “legítima defensa de un
tercero”.
Fiscal Pablo Vignaroli y abogado Federico Eguea - Foto Cecilia Maletti |
“Esto es un rompecabezas”, dijo Vignaroli: “aquí no existió
ningún tipo de acto que al policía lo hubiera habilitado a efectuar el disparo
de la forma en que lo hizo” pues “resulta irrelevante si los chicos tenían o no
un arma”. Luego ironizó con que “si vio un arma, ¿no vio la cantidad de
personas que iban en el interior? Si vio el arma, vio también a las personas
que iban adentro”, argumentando que “salvo Salas, nadie vio que en el interior
del auto haya un fogonazo” y especulando con que “cuando Salas efectuó el
disparo, cualquier peligro inminente para él o para terceros ya había
desaparecido”.
“Existió un disparo dirigido con intención de generar un
daño en alguna de las personas que iba en el interior del auto”, alegó el
fiscal. “Se encuentra plenamente acreditado que la muerte de Braian Hernández
se dio en las circunstancias que se mencionaron y que el autor de dicho disparo
fue Claudio Salas. Solicitó que se lo condene a cadena perpetua por homicidio
doblemente agravado por el uso de arma reglamentaria y en cumplimiento de sus
funciones.
La querella representada por Angélica Acosta y Federico
Egea, abogada y abogado de la agrupación Zainuco, pidió la misma pena para el
único imputado en la causa, agregando que se investigue a los testigos
policiales Fabio Portal y María Victoria Mardones por falso testimonio. Dijeron
que quedó probada la inexistencia de un arma de fuego en poder de los chicos
que se trasladaban en el auto con Braian Hernández, explicando que “es
inverosímil que los chicos, que tienen miedo a la policía, les hayan apuntado
con un arma que no funcionaba”, entre otras evidencias.
Fiscal Pablo Vignaroli, abogado Federico Egea, abogada Angélica Acosta, Ely Hernández - Foto Cecilia Maletti |
“Hasta las cuatro y media de la mañana, en la escena solo
hubieron policías”, destacaron desde la querella, tiempo suficiente para
manipularla. También resaltaron que no consta ningún registro radial en el que
se informe la presencia de personas armadas en las irradiaciones mencionadas
por los policías.
“¿Qué intención que no sea matar a una persona tiene quien
dispara a esa luneta?”, remarcaron Acosta y Egea y sostuvieron que “no existen
elementos que justifiquen la conducta de Salas”, haciendo alusión a la
permanente definición de la jurisdicción como “peligrosa”. Definieron la
conducta del homicida confeso como dolosa y doblemente agravada.
Nahuel Urra y Gustavo Lucero, defensores de Claudio Salas,
afirmaron que “actuó con la finalidad de defender a la agente Mardones”,
explicando que “sí hubo dolo directo de defensa, pero no de homicidio”.
Abogados Nahuel Urra y Gustavo Lucero - Foto Cecilia Maletti |
“Convengamos que ni es una jurisdicción cualquiera”, remarcaron
sobre el oeste. En contra de cualquier sospecha contra el relato policial,
dijeron que “por ley las manifestaciones de funcionarios policiales merecen
plena fe, a no ser que sean anulados” y que “estamos obligados a creerle a los
policías”.
Respaldándose en el artículo 34 en sus incisos 6 y 7 del código
procesal penal que habilita “a un policía o a cualquiera” a defenderse “por el
medio que esté a su alcance”, solicitaron la absolución del asesino confeso de Braian
Hernández.
Pregunto que hacia un menor, a la 3 de la mañana, tomando cervezas, con amigo, o arriba de un auto. si la madre hubiese controlado a ese chico, otra seria la historia. que haceia ese niño con un arma?
ResponderEliminarNo entendiste nada, "anónimo".
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