.

.

Diario del juicio

Todo el material aquí vertido pertenece a la Multisectorial contra la Represión y la Impunidad de Neuquén y puede y debe ser difundido.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Audiencia 2: revivir el dolor para buscar justicia

Madre y hermano de Braian, abrazados -
Foto Matias Subat
Hoy declararon cinco de los seis niños que iban en el auto con Braian Hernández cuando fue fusilado por el oficial Claudio Salas. En sus testimonios, pudieron demostrar la articulación entre las declaraciones de los policías que ocuparon el mismo asiento estas dos primeras jornadas en la sala de audiencias, desbaratando la estrategia de la defensa basada en la “necesidad” del homicida de “salvar su propia vida o la de terceros”. También declararon tres miembros de la fuerza, uno de ellos quien realizó el peritaje de la escena. Mañana se leerán los alegatos.

Sergio Francisco Aravena fue el primer testigo de esta segunda jornada en el juicio por el asesinato policial de Braian Hernández. El hombre fue uno de los policías que llegó al lugar tras el homicidio. Dijo que al arribar “habían unos móviles rodeando el sector y personas tiradas. Me bajé y vi una ambulancia que salía del lugar”. Luego contó que al bajarse, María Estela Chandía (ver declaración Audiencia 1) le sugirió que “el oficial Salas sabía del hecho, que me podía dar más información”, entonces se acercó a él, que “estaba
El asesino policial Claudio Salas
comunicándose mediante señas
con uno de sus familiares, que
se ubican en la última fila de la sala de
audiencias, de las que solo pueden
participar doce personas por
el acusado y doce por la víctima -
Foto Matías Subat
shockeado, muy nervioso” y ante su pregunta de qué había pasado le respondió “le pegué al pibe” y agregó que “no le pregunté más, porque estaba llorando de la desesperación”. Admitió que la iluminación en el lugar “no es muy buena” y que tuvo que usar una linterna para poder observar el interior del vehículo en el que se transportaban los niños y adolescentes desde afuera. Sostuvo haber visto un arma “en la parte de atrás del conductor”, que “prácticamente no tenía luneta” y que “atrás del acompañante el vehículo tenía un orificio”. Habló de la presencia de un cuchillo que no supo describir ni ubicar en la escena.
En relación a los protocolos de actuación respecto al arma reglamentaria, Aravena dijo que se deben tomar medidas de seguridad, “más en la zona del oeste”, siguiendo en la línea de la estigmatización de las declaraciones previas. Explicó que “la utilización del arma es algo muy complejo y en nuestra profesión muy extremo”, añadiendo que “cada persona toma la decisión de cómo usarla “si está en riesgo su vida o la de terceros”. Sin embargo, sobre lo que testigos policiales anteriores describieron como “disparo intimidatorio” dijo que “no se puede aplicar” y que “para eso hay balas de goma”. Ya bajo el interrogatorio de los defensores Gustavo Lucero y Nahuel Urra, el hombre dijo que en la jurisdicción “suelen haber armas
Foto Matias Subat
ilegales” y se refirió a “malvivientes”, “personas conflictivas” y “armas tumberas”, aunque luego se corrigió políticamente diciendo que “hay mucha gente buena ahí también” y, consultado por la querella, tuvo que asumir que “en los últimos dos años ningún policía fue herido”.
Debido a la situación de menores de edad de los testigos, la sala fue desalojada al declarar los amigos de Braian Hernández que iban en el mismo vehículo que él la noche en que el policía imputado lo fusiló. Sobre esto, habló el abogado Federico Egea asegurando que “los chicos declararon que no portaban ningún arma adentro del auto, que no había ninguna razón que justificara el disparo de Salas, que lo hizo cuando el vehículo ya había traspolado la posición del móvil, que venía con los vidrios polarizados, lleno, que no había ningún elemento que pudiera hacer temer una posible agresión de parte de ellos al personal policial” y explicó que “se dieron cuenta que era un móvil estando bastante cerca, porque estaba con las luces apagadas, pasaron muy despacio, traspolaron la línea del móvil y ahí sienten el disparo, aceleran y salen más rápido”. El querellante
Jueces/a del Tribunal - Foto
Matías Subat
perteneciente a la agrupación Zainuco contó que también declararon que al detenerse “algunos se bajaron y uno de ellos se quedó con Braian adentro, porque pensó que estaba asustado y que no se bajaba por eso; ahí se da cuenta que estaba herido” y que se refirieron a “golpizas policiales, que les trataron de sacar las huellas digitales con una cinta scotch en la comisaría del menor, insultos, exigencias de que se hicieran cargo del arma”. Egea expresó que el relato de todos fue uniforme y en el mismo sentido y se explayó en que “cuando los detuvieron estuvieron como una hora tirados en el piso al lado del auto, de ahí los llevaron a una sala sanitaria, todo el tiempo golpeándolos, maltratándolos, insultándolos; los llevaron a la comisaría del menor con el mismo tratamiento y después de amenazarlos constantemente, los dejaron en un calabozo y a eso de las seis de la mañana recién los sacaron para tratar de extraerles huellas de las manos, haciéndoles poner las dos palmas en una cinta scotch, supongo yo que para poder utilizarlas después en algún elemento”, agregando que no les permitieron tener ningún contacto con sus familiares.
Tu gorra no, la mía sí - Foto
Matías Subat
Otro de los testigos que esa noche llevaban su uniforme reglamentario fue Leandro Saez, quien conducía un móvil en otro procedimiento y arribó al lugar posteriormente. Declaró no haberse bajado del auto y no recordar nada más que el aviso de que un auto se daba a la fuga.
Ariel Bernandino Elizondo se desempeñaba en el área de seguridad de la comisaría 18, trabajó en distintas oportunidades con Claudio Salas. Actualmente es oficial de servicio y durante la noche del fusilamiento manejaba un móvil policial. Definió a la jurisdicción como “muy compleja, en la que ya tuvimos hechos de violencia y tenemos que estar preparados porque no sabemos que nos vamos a encontrar”, en contradicción con lo declarado por Aravena cuando sostuvo la ausencia de lesiones a uniformados en los últimos dos años. Acerca de esto, aseguró que “en todos los medios sale que se producen hechos graves en
Foto Matías Subat
el oeste” y que “los periódicos no van a mentir”. Sostuvo haber visto al oficial que emitió el disparo letal practicándole primeros auxilios a Braian Hernández, su víctima, “que aparentemente estaba herido”.
Marcos Aurelio Bravo fue el último declarante de la jornada y el encargado de realizar la primera pericia policial tras el asesinato pese a no haber estado asignado a ese turno en criminalística ese día. Relató las muestras que se tomaron en ese entonces y sobre el disparo aseguró que se realizó a una distancia de cuatro metros o más, descartando la posibilidad de que se desvíe más de dieciocho centímetros. “Fue un disparo exacto y había poca opción de que hubiera un error de cálculo”, resumió la abogada querellante Angélica Acosta.

Mañana se concretará la última audiencia en la Cámara Criminal II ubicada en Irigoyen 177 de Neuquén por este caso. Brindarán sus testimonios tres policías más y el conductor del auto en el que viajaban los niños. Luego se leerán los alegatos de las partes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario